martes, 31 de enero de 2012

No la caguemos

Mis viejos insisten con que le diga a la chica que labura en casa que limpie el baño, que para eso le pagamos, pero yo no quiero. Porque no da, me parece un laburo de mierda, literal. Onda, es mi mierda. Qué clase de persona sería si dejara que ella limpiara mi caca? No se. Una cuestionable, seguramente. Es que hay algo denigrante en limpiar la caca del otro y supongo que tiene que ver con el papel que juega la caca en nuestra sociedad. Nadie quiere caca cerca pero bien que todos la miramos antes de tirar la cadena. Hipocresía de retrete lo llamo.

A ver si nos entendemos, seguuuuuro que cuando viajo y me hospedo en algún lugar termino usando el baño y en algún momento alguien viene y lo limpia, pero en ese caso el crimen es más lejano y no me siento tan responsable. Acá yo sería el autor intelectual y también quién lo ejecute. No, no puedo asumir semejante responsabilidad. Distinto es ser una articulación más de las tantas que desembocan en la muchacha limpiando caca que no es de ella. Muy distinto. Acá tengo poder de decisión y eso hace la diferencia, por eso elijo que no, no limpies mi caca porque no da, la limpio yo no te hagas drama. Si querés cebate unos mates.

Puede ser que el trabajo dignifique, pero dignifica a quien lo ejecuta, a mi me convertiría automáticamente en un sorete... pero un sorete un poquito más considerado porque al menos sentí culpa genuina y supongo que eso me exime un toque.

Y así fue como aprendí que el piso se limpia con lavandina, el vidrio con mister músculo y el inodoro con cif... ahora el día que me cambien los nombres sonamos.

Mi ex inodoro. Buenísimo.

martes, 24 de enero de 2012

Anonymous sube todo el catálogo de SONY a internet. Descargalo gratis



Como dice el título, los copados de Anonymous subieron a internet todo el catálogo de música de SONY como represalia por haber fomentado la lay SOPA. Me acabo de enterar de esto y ya puse a bajar la discografía de Jimi Hendrix y les puedo decir que el link anda, aunque todavía no abrí el archivo. Recomiendo escanear el archivo antes de abrirlo y no me responsabilizo por ningún tipo de daño que pueda ocasionarse. Les dejo el link por si les interesa pegarle una miradita.

http://pastehtml.com/view/bllpf04jv.html#j

viernes, 13 de enero de 2012

Preservativos, condones, forros, profilácticos, dispositivos de control demográfico, etcétera.

Aunque cada vez menos, el sexo sigue siendo un tema tabú. A la hora de los bifes hay muchas cosas que para la mayoría todavía cuesta hablar. Personalmente creo que el sexo se disfruta más sin estos supuestos y miedos que lo único que hacen es limitarnos a nosotros y el placer.

Recuerdo hace algunos años cuando recién cortaba con mi primer novia. Ella había sido la única persona con la que tuve relaciones y después de cortar me empecé a preguntar cómo mierda iba a hacer para ponerla, porque hasta ese entonces sólo había sido posible conseguir semejante proeza luego de varios meses de noviazgo. Me acuerdo de ir en auto y escuchar por la radio como la gente llamaba y se quejaba "yyy pasa que hace dos meses que no pistoleo" y pensaba pero la puta che, cómo hacen estos tipos? Para mi, conquistar una mujer y además ponerla era casi un misterio inca y estos sinvergüenzas llaman a la radio quejándose porque hacía sesenta días que no embadurnaban el elote. Que falta de consideración! Y yo que no la pongo hace siglos debería cortar la calle! Pero la naturaleza es sabia, y ante mi inutilidad para encontrar el por qué de mi celibato forzado había algo en mí que se inclinaba a pensar que existía una transición mística que detectaba ciertos parámetros en tu vida y entonces empezabas a ponerla, así que siempre que el desborde lacteo era inminente me decía "tranquilo chamigo, ya va a llegar". Y entonces un día empecé a ponerla (aprovecho a mandarle un saludo a mis viejos y a todos los que me conocen). Y con esta nueva actividad vinieron también un montón de problemas asociados a mi incapacidad para comprender el coito, lo que a su vez me intrigó lo suficiente como para incursionar en una odisea para descifrar al sexo opuesto. Odisea que solo generó algunas respuestas y muchísimas más preguntas y continúa al día de la fecha.

Cuando uno está en pareja, y más si es la primera que tuviste en tu vida, los forros no son un problema ya que hay confianza con la persona y está todo bien, pero distinto es cuando a la persona la conocés hace poco y no gozás de la impunidad que te da una relación. Esa misma impunidad que te permite tirarte un sordito en la cama y que esté todo bien, esa digo. Cuando era un pichón de mamut me daba vergüenza pedirle forros al kiosquero, hoy en cambio voy con una sonrisa de "guarda el cambio inmundo animal que hoy un león va a rugir" siempre que compro entradas para el zoológico, y cuando voy a comprar forros pongo cara de "guarda el cambio inmundo animal que hoy un león va a rugir". Es más, cada vez que estoy desmoralizado voy al kiosco y me compro cuatro paquetes para levantar un poco, ayuda al autoestima de uno aunque destruye anímicamente al pobre kiosquero. Aún así, este dispositivo de control demográfico todavía me ocasiona algunos problemas.

Las mujeres tal vez no visualicen este problema por una cuestión de que llevan cartera y eso hace todo mucho más discreto, pero para el hombre, llevar forros muchas veces requiere una estrategia que es consecuencia de esa condición tabú de la que hablamos al principio. Paso a explicar:

Vas a lo de una chica con la que todavía no hiciste la cochinada. Ponele que vas en auto entonces llevás:

  • Llaves del carro
  • Llaves de casa que las dejás en el carro para no llevar tantas cosas encima
  • Billetera
  • Celular
  • Chupelupe
  • Cigarrillos y su respectivo encendedor si es que fumás
  • Dispositivos de control demográfico AKA: Preservativos

Sí, siempre hay que llevar preservativos y me tomo el atrevimiento de poner esto en negrita porque no puede ser que todavía haya gente que no la pone porque no lleva de estos encima. Me ha pasado ya varias veces que me quedé sin envainar el sable por no tener capuchón y no estoy dispuesto a que me pase otra vez. Es verano, así que no tenés campera y todo eso lo guardás en los bolsillos. No se a ustedes ávidos lectores, pero a mi me da una terrible paja tener todo eso encima mientras charlo de no se, azulejos. Me molestan las cosas en los bolsillos, por eso siempre que llego a algún lado me dan ganas de sacar todo lo que tengo y dejarlo en la primer superficie plana que encuentro y el piso no cuenta. También me dan ganas de abrir la heladera y comerme un triple de miga, pero no siempre encuentro. El problema es que así como no te podés tirar sorditos en la cama, tampoco podés pelar los forros y tirarlos ahí arriba de la mesa como si nada, porque sería más o menos como decirle "che, antes de salir para acá estaba pensando que como me parecés atractiva y estamos en tu casa, solos, pensé que si pegábamos onda tal vez podíamos garchar un toque, por eso traje unos forros. O sea tengo uno en la billetera pero cuando cojo me gusta coger bien bien y con uno me quedo manija, además si me quedo a dormir entonces no alcanzan para un mañanero así que me compré la cajita de tres. Los dejo arriba de la mesa, pero sin compromiso eh, si no pinta no pinta. Todo bien, no?" Yyy, ojalá pudiésemos decir eso sin reducir prácticamente a cero nuestras chances de mojar el bizcocho. Sería ideal poder blanquear la situación y relajar, pero si dejamos a la vista que trajimos preservativos, lo último que la mujer va a pensar es "aw, qué considerado, mirá cómo se cuida", sino que lo más probable es que piense que sos un agrandado, que ya vas con la idea fija. Es más, que lo único que te interesa es garchar y que no te importa si conectan o no. Y nosotros, desde la comisión de hombres solteros, considerados y con ganas de ponerla: no, no queremos eso.

Intimidación.

Otra vuelta me pasó de ir a lo de una chica y ella resultó estar indispuesta. Me dijo, vení, pero mirá que estoy indispuesta. Y yo, firme a mis ideas, por las dudas llevé forros. Ya les dije que no pienso quedarme otra vez sin peinar a la nutria por no llevar preservativos, si así ocurre que sea porque no estoy a la altura de las circunstancias y no porque no haya un kiosco cerca. Entonces me pasó lo mismo, me encontré en una posición en la que no sabía cómo explicarle que no pretendía coger sino que los traje por las dudas, por una cuestión de ideología y otra de que si por alguna razón esotérica se llegaba a dar y no la ponía me iba a tener azotar las pelotas. No quería que se sienta presionada por la presencia de los malditos condones, así que finalmente opté por decírselo y me dijo callate, y me dio un beso que todavía me da vueltas en la cabeza.

No se, yo creo que las mujeres deberían andar siempre con preservativos. También creo que debería ser estándar que las mujeres no interpreten extras al ver un paquete de forros. Aprovecho para aclarar que debería ser estándar que las mujeres quieran coger, siempre.

viernes, 6 de enero de 2012

Botánica para la vida

Hace poco descubrí que me gusta la jardinería. Regar las plantas me produce un placer difícil de describir. Creo que se trata de ocupar una parte de tu cerebro para que la otra sea libre de pensar en lo que sea. Porque no es que estás ahí regando las plantas, no. Mientras una mano dirige el chorro de líquida vida bendiciendo aquellas que lo reciben y condenando las que no, tu cabeza se toma un descanso de lo concreto y sin que te des cuenta empieza a dar vuelta por ideas, lugares, pensamientos y reflexiones que poco tienen que ver con la botánica. Se va. Tu mente digo, se va. Esas son las cosas que ocupan tu cabeza, esas son tus preocupaciones, esas son las cosas en las que tenés que enfocar tus energías.  Regar el jardín hace que florezcan las ideas y se despeje el cielo que todos tenemos dentro. Y sino siempre podés comparte un potus.

martes, 3 de enero de 2012

En el fondo de mi mochila

Hoy rescaté de lo más profundo de mi mochila un paquete de Oreo para desayunar. Ahí donde conviven los lápices usados a medias con la tinta de biromes viejas, donde comparten cama las pelusas y las gomas de borrar. En ese lugar tan tenebroso también viven juntos la mugre y los boletos de colectivo que, sin importar dónde los guardemos, siempre terminan ahí amontonados como si ese fuese esa su razón de ser.

Siempre que la necesidad tocó a mi puerta me he tomado el atrevimiento de incursionar en esas profundidades, pero nunca antes de haber probado todo tipo de solución primero. Cuando la esperanza es lo único que queda entonces ahí sí me he zambullido en la impenetrable oscuridad del fondo de mi mochila para revolver con manos ansiosas como un niño revuelve su baúl de juguetes, manoseándolo todo hasta palpar algo frío, plano y redondito que pueda pasar por una moneda para el colectivo. Es un lugar donde convive el olvido con la esperanza, y la esperanza con la desesperación. Y es que por lo general, esos los lugares saben esconderse. Bueno, éste también se encuentra a mis espaldas. Y si me muevo también se mueve de igual manera, escapando de mi y refugiándose como quien teme ser visto.

Tengo mis serias sospechas de que ahí dentro pasan cosas extraordinarias. Mi abuelo una vez me dijo que en las mochilas de los chicos viven unos seres muy muy pequeñitos. Ellos trabajan día y noche (sobre todo de noche) para fabricar una a una las cosas que nos faltan. Algunas cosas no las fabrican ellos, claro, porque no pueden fabricar todo, pero se las arreglan para conseguirlas y colocarlas allí, donde quedan al reparo de nosotros, los humanos, hasta que un día metemos la mano como sabandijas que somos para arrebatarlas sin siquiera decir gracias. Pero no se hacen problema porque nos conocen bien y saben que somos unos desagradecidos, estos diminutos seres son felices dando esas pequeñas cosas que calzan justo con nuestra necesidad. Como un lápiz, o una moneda para el colectivo. Tal vez también un papel donde escribir un número a las apuradas o incluso en esos días donde todo nos salió mal, un caramelo pegoteado que nos endulce la vuelta a casa.

Siempre que revuelvo y encuentro doy las gracias en voz bajita para no molestarlos. Yo no se si mi abuelo tenía razón, pero me gusta creer que en el mundo hay gente así.






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