Hace poco descubrí que me gusta la jardinería. Regar las plantas me produce un placer difícil de describir. Creo que se trata de ocupar una parte de tu cerebro para que la otra sea libre de pensar en lo que sea. Porque no es que estás ahí regando las plantas, no. Mientras una mano dirige el chorro de líquida vida bendiciendo aquellas que lo reciben y condenando las que no, tu cabeza se toma un descanso de lo concreto y sin que te des cuenta empieza a dar vuelta por ideas, lugares, pensamientos y reflexiones que poco tienen que ver con la botánica. Se va. Tu mente digo, se va. Esas son las cosas que ocupan tu cabeza, esas son tus preocupaciones, esas son las cosas en las que tenés que enfocar tus energías. Regar el jardín hace que florezcan las ideas y se despeje el cielo que todos tenemos dentro. Y sino siempre podés comparte un potus.
es la conocida terapia del riego, ahi es cuando uno dice , "que lindo que esten chupando agua y se refresquen,hoy habran sufrido el calor" mientras una divulga en el sentido de la vida.Es lindo regar, es lindo que te rieguen, pero estas tan seguro que todas esas plantas que estas regando mientras flotas sobre la alfombra de aladino contemplando el viento de verano, lo disfrutan igual que vos?, te invito a sentarte bajo las cataratas del iguazu, llevo el mate! ojaldre
ResponderEliminarEs como cuando cocinas. Pela un calabacín, dale un hervor y cómetelo; pero la mejor parte es pelar, sin duda. Y sin dobles ;)
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