Date el gusto y dejalo para otro día. Es diciembre, es domingo, y en el 2012 explota todo al carajo.

Ningún día del año te da licencia para hacer absolutamente nada como un domingo de diciembre. Ya diciembre da para cualquier cosa, nadie se va a poner a hacer lo que no se hizo en todo el año. Es un mes lleno de resaca, balances, cargo de conciencia para algunos, liberación para otros y otras tantas sensaciones discutibles; pero nadie te va a venir a decir que diciembre es un mes para laburar –a no ser que estudies ingeniería y todavía sigas rindiendo parciales-. Y si alguien lo hiciera, el concenso generalizado sobre el doceavo mes del año que dice más o menos algo como “este mes está para rascarse las pelotas y nada más” te da todo el derecho para mirar al desubicado ese de reojo y decirle bien bajito “pero chupame un huevo”.

Flema. Es una mierda, como los domingos.

Encima es domingo. Todos conocemos bien este día, no hace falta que entre en detalles. Así que descargate una película bien pedorra con absolutamente ningúna trama y tirate a hacer huevo en la cama. Armate un fulbito con amigos, andá al río a tomar unos mates, clavate una siesta en el pasto y babeate toda la remera, disfrutá de la resaca, que para eso están los domingos de diciembre. Son cuatro, usalos sabiamente. Eso sí, poné en remojo la remera de anoche que sino la mancha de fernet no sale más.

Yo, personalmente, me voy a jugar muy mal al fulbo. No pretendan otra cosa, en este estado no paso el control de alcoholemia.

UPDATE: No jugué tan mal eh, mucho toque, mucha gambeta. Igual nos rompieron el orto.