2 in 1

Sí, hoy dos entregas por el precio de una, o sea nada, porque somos tan copados que no les cobramos un mango.

En realidad es porque nadie lo pagaría.

De por qué soy un cagón y otras pequeñas verdades

Se acuerdan de la carrera de 10k que iba a correr hoy? Bueno, no vamos a dar vueltas. No la corrí, acción que me convierte automáticamente en un marica y le da derecho a quien quiera a decirmelo en la cara cuantas veces quieras mientras yo repito con la cabeza gacha “tenés razón, tenés razón, pero por favor dejá de patearme en las bolas que me duele”. Y ahora viene toda la parte de las excusas y explicaciones que a nadie le interesa pero me veo en la obligación de exponer ya que tal vez así, me sienta menos cagón y más comprendido, o menos insultado, quién sabe.

Todo comenzó cuando tomé la decisión de correr el mal llamado maratón de reebok...

Su origen se encuentra en la gesta del soldado griego Filípides, quien en el año 490 a. C. murió de fatiga tras haber corrido unos 40 km desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa. En honor a la hazaña de Filípides se creó una competición con el nombre de "maratón", que fue incluida en los juegos de 1896 de Atenas inaugurados por el Barón Pierre de Coubertin.

Fuente: Wikipedia y mi amiga Guada tirapostas (Gracias guada!)

(Es usted un gran hombre)

Para ese entonces, quien aquí expone tenía menos estado que el pueblo gitano, por lo tanto decidí incurrir en sesiones progresivas de tortura. Primero 5 k, después 6 k, después 5k otra vez porque me tiró. Y así en cada carrera me fui encontrando con diversos obstáculos que complicaron aún más el entrenamiento militar, como ser entrepierna paspada (huevos no, entrepierna dije), dolor de vaso, fatiga muscular y tirones en casi todos los músculos del cuerpo. Correr en invierno a las diez de la noche un viernes puede llegar a ser tan doloroso como ridículo, el frío en las manos es tal que se te duermen y con cada rebote que dás, sentís como si se te fueran a caer los dedos.

A pesar de los contratiempos, supe ingeniármelas para llegar a correr 10k en mi último entrenamiento. Pero ese día no fue excepción a todos los demás días y también tuve un contratiempo. En los últimos 2km me empezó a doler la planta del pié. Llegué a casa y a la hora casi no podía pisar

-puto cagón.

Seh, ya se soy un cagón pero dejame terminar. La onda es que hoy todavía me duele y es por eso que no corrí. Si no me estuviera yendo a la megamierda en 15 días, desde ya que habría corrido, pero teniendo en cuenta que allá voy a necesitar de mis dos patas en pleno estado para recorrer la ciudad de pe a pa en busca de un techo y un trabajo para nada digno que me permita tener una vida de inmigrante sudaca en el primer mundo.

- Igual sos un cagón.

Cuando tenés razón, tenés razón. Sin más quiero decirle a mi amigo Knox (quien sí corrió y tiene dos huevos así de grandes) que estoy en deuda con él y que no me voy a ir sin compensar como corresponde. Mínimo tres minas en lencería jugando al Guitar Hero, Knox, mínimo.

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Es como atajar un freesbee

El sábado pasado fue mi último día de laburo, sensación comparable a la de correr en pelotas por el desierto derecho hacia un oasis lleno de agua, palmeras y mujeres musulmanas levantando sus burkas para enseñar sus nalgas después de dos días sin agua, techo ni fútbol. Además, pensaba que ya me habían depositado el último mes, pero estaba equivocado, ayer entré a mi cuenta y me encontré con más plata todavía.

No más laburo de esclavo los sábados. No más jefe ni ordenes que acatar. No voy a extrañar ni un poco los reclamos de los camioneros rompiendo las pelotas por el handy. No voy a tener que aguantarme más los pedos de algún desubicado en el subte a las 8 de la mañana, no más caminar por las calles de once atestadas de gente moviendo bultos de souvenirs para fiestas de 15 y choferes tratando de maniobrar los colectivos por calles con dimensiones de pista de Scalexctric, frenando donde se les canta el orto y tocando esa bocina de mierda que tienen los bondis (alguien que me explique YA por qué la intensidad de la bocina es proporcional al tamaño del auto, si el oído de quienes escuchan es siempre el mismo).

Sabías qué…? Trabajar viene del latín “tripaliare”, la cual viene de “tripalium” (tres palos). Tripalium era un yugo hecho con tres palos en los cuales amarraban a los esclavos para azotarlos.

Eso explica muchas cosas.